29-07-2013

la hecatombe.-

Es difícil ser capaz de enfrentar el fin de algo.
Es difícil darle fin a algo que no comenzó.
El temor hace malabares con mi corazón, porque se lo entregué en la mano.
No me esforcé ni fui valiente.
De pronto me avergüenzo un poco de mí.
Tengo miedo de mí.
Vaya a saber uno qué cosas voy a acabar tejiendo.
"Cuando trato de parar, de quedarme en un lugar me pongo a pensar...
pero ya llegó el día, ese que imaginé
y ahora voy en caída, sólo trato de aterrizar..."
¿Si escapo me caigo? ¡Maldito Nano!
Tengo fe en casi todo, menos en mí misma.
De pronto me da temor perder los pequeños códigos que había armado dentro de mi cabeza contigo.
Temo y también me da rabia, y también me da pena.
Odio mi ineptitud, permanecer en este tablero de ajedrez con el jaque armado, cosa de que muevas tu última pieza y termina el juego. Y tú ganas, siempre ganas.

¡MALDICIÓN!
Siempre ganas.
Siempre —me estoy acusando ahora mismo—.

Sólo trato de aterrizar...

ideas sueltas de un viaje en tren.-

*El atardecer lúgubre con aroma a frío y sensación como cuando el vino está en la boca —amargo, intenso, ácido y sereno—, con destellos fulminantes y sonidos progresivos, acompañado del sentimiento de tener que llegar a coser las ropas de mi existencia, a saber que están todos los instrumentos dispuestos.

*Hay dos ojitos que me vienen iluminando como un faro, me hacen sentir amor de ese fraternal que se guarda en el corazón por los hijos que vendrán.

*Las piernas encogidas están dando alerta de que los años no pasan en vano, y que si bien— han sido pocos, vienen a decir que están en el cuerpo (porque por la mente no se atreven a pasar).

*Parte de este amor se queda de donde vengo.

16-07-2013

usted.-

usted, señor
miróme a los ojos como quien mira a alguien en la vida,
sin buscar nada en especial,
e hizo una hecatombe mental.
me besó en los sueños,
me amó con su abrazo
me tomó la mano
y caminamos juntos.
cuando despertaba
no me besaba ni me amaba,
mi mano era sólo mía.
caminábamos sin mirar
nada más que el camino que íbamos dejando atrás.
dentro mío quedaron caricias guardadas,
besos retenidos y abrazos mezquinos;
estos tenían por destinatario su nombre,
mas esto no tenía consentimiento mutuo
así que se borra.
usted, señor,
-sí, le hablo a usted-
se está quedando con mi corazoncito en sus manos,
pero espérese no más
que pronto se lo pediré de vuelta.
sólo falta que me salga la voz.
-esta vez no es usted una forma hermosa de mí misma, es usted otra persona, a quien no veo en el espejo, sino que de frente-.

Volver.-

Esta palabra tiene una connotación inevitable al pasado, lo cual me atemoriza sobremanera. Se vuelve a sentir, a visitar, a habitar, a ser, a estar; pero nunca se vuelve a existir. No se vuelve a existir de tal manera, con tales circunstancias y con aquellas decisiones.
Así y todo, volver esta vez tiene la vista puesta hacia adelante y hacia arriba, sin volver a la duda y el desánimo.
Vuelvo a vivir cosas hermosas, a un lugar hermoso. Siento cómo vuelvo a mi segunda oportunidad, tangible en un viaje físico e interno.
Cuando volví a Valparaíso hace unas semanas, experimenté lo siguiente:
"Cuando vine por primera vez acá, Valparaíso me conquistó. Esta vez yo conquisté a Valparaíso".
No vuelvo a casa, porque estoy en ella. Vuelvo a uno de mis lugares. He vuelto a donde pertenezco. Y al final de esta historia, espero volver Allá.