25-06-2011

la cotidianeidad de la comunicación.-

siempre me pasa que siento una especie de micro-excitación cuando veo que las personas más importantes para mí están al otro lado de la mensajería instantánea, o del teléfono, y las ganas de comunicarle cosas me invaden y transmito puras sandeces. por eso hace un tiempo atrás para no hablarle siempre a alguien que no debía hablarle (o más bien, que no era necesario), tomé una libretita y escribía ahí las cosas que quería decirle. es chistoso ahora, porque los mensajes contenidos en esa libreta fueron mutando de a poco; desde asuntos bien amorosos y tontos, a mensajes llenos de ira y odio, con rosarios completitos y mayúsculas activadas. luego no tuve necesidad de decirle cosas a la libreta porque eso era seguir dándole importancia a lo que no tiene y ahora está en desuso. con eso me di cuenta que sin notarlo siquiera, uno puede llenarse de odio, sólo por lo que no comunica pero se quiere. y no digo que hay que andar comunicando que te detesto y que te sacaría un ojo con cuchara y luego apretaría sin piedad tu globo ocular para que veas en lo que se convierte tu otro órgano de la pura maldad, pero no es sano sentir esas cosas malas. lo hacemos igual, por nuestra condición de humanos. pero esforzarse en mantener esos sentimientos... uhm, lo cuestiono absolutamente.
¿por qué nos cuesta tanto ver lo bueno que hacen las personas por uno? ¿por qué olvidamos un elogio rápidamente y recordamos vivamente un insulto? respuesta: no sé. porque somos humanos (?). porque somos huevones (!). porque somos masoca. vuelvo al no sé.
tarea: anotar toda cosa buena que nos digan y atesorarla en el diario de vida, o en algún lugar especial. y anotar en papeles chicos toda cosa mala y quemarlo. o en piedras y tirarlas al charco, polvoriento JUAJUAJUAJUAJUA XD.

nota al pie: me salió toda la maldá en la última frase.

1 comentario:

Gisella dijo...

Me reí mucho con eso de sacar un ojo con una cuchara!, parece que estas viendo hartas películas de terror jajajaj!!