28-05-2011

Cuando voy a las 1:30 am de un día viernes volviendo a mi casa en micro escribí cosas así.-

Siento la necesidad de escribir porque veo el último fragmento de mi alma congelar. Me pide a gritos que sea feliz. Que busque el amor. Yo no lo quiero buscar. No me sirve ahora. Y nunca. Esas cosas no me sirven. Pero el alma me lo pide. Yo le digo que no porque soy una cobarde que no quiere asumir el temor al rechazo. Y al fracaso.
Las palabras las vomito. Me fluyen y no hallo dónde ponerlas. Si las dejo en mi cabeza sufro, lloro, me aflijo, me ahogo en ellas y me matan por fracciones de segundo.
Y no quiero estar en ningún lugar, así que arranco, huyo como cobarde a mi casa. Ahí tengo una cama, donde dormir, donde escapo de esta realidad escabrosa, que me duele asumir, que me duele vivir de a momentos.
Y sólo escribo. Las palabras son fieles contenedoras de mis aflicciones.
Y por eso escribo. Es mi forma de autoterapia. Así que quien me lee debe tener la seguridad que estoy bien.

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