La cotidianeidad de la seiscientosseis.-

Andar harto en micro es raro, pero buena onda.

Hoy quise escuchar a un artista callejero tocar acordeón en la micro. El chofer no lo dejó subir.

Intenté dormir o hibernar en más de un momento, pero mi compañero de asiento desde la PUCV a Villanelo habló todo el viaje por teléfono, con su volumen de la voz al máximo y al ladito ladito de mi orejita de elfo. Me enteré de toda su vida y hasta dio por fono su clave de facebook. Era tan alumbrado que puede que sea gay o me haya querido dar a conocer su vida completa en esos 20 minutos de viaje, o me haya querido invitar a su casa (no gracias, decía "macdonls" en vez de "macdonal" como el común de los mortales chilenos decimos xD).

Traía cara de muerte morir cuando pasa alguien por afuera de la micro y me hace seña de "despavila". Diego, mi fiel amigo de la universidad.

Hoy en la micro miraba tanto para el lado que hice mi pebre mi cuello a nivel cervical, entonces leí biomecánica y vi que tenía que hacer ejercicios para el Sentido Kinestésico. A mí me gusta más Propiocepción. =). Cosas de términos.

Hay mucho taco al entrar a Viña. Me desespera. Y ahora mismo tengo un poco de sueño.

Me marea un poco, me da sueño, me toca a la suerte de la olla compañer@ de asiento. Pero me agrada andar en micro. Sentir la velocidad en Avenida España. Ver gente, y mirar sus caras tontas, otras no tanto, y jugar a adivinar "este tiene cara de ir al Mall", "va a su casa", "va a Reñaca", "tiene cara de Jardín del Mar" o "sube hasta Gómez Carreño". Sentir el placer de que se vacía la micro en el paradero de Libertad con 13 y 14 norte. Sentir lo vertiginoso de las vueltas de las Torres Coraceros y Cía.

Me gusta ver publicidad tonta en la calle. Identificar los productos que me servirían y los que no.

Me cae bien la 606, salvo cuando no pasa, obvio.

Andar en micro es raro. Pero buena onda.

Y ese fue mi viaje en micro esta noche para mi casa.